El río Sella es uno de los grandes protagonistas de la naturaleza asturiana y recorrerlo en canoa se ha convertido en una tradición que atrae a miles de viajeros cada temporada. Para disfrutarlo, Jaire Canoas brinda la posibilidad de vivir esta experiencia de una manera cercana, accesible y pensada para todo tipo de públicos, gracias a que la ruta combina deporte, paisajes impresionantes y un ambiente que contagia energía positiva desde el primer momento.
La travesía más popular se extiende desde Arriondas hasta Llovio, con un recorrido de 15 kilómetros. Sin embargo, también existen tramos más cortos para quienes prefieren una jornada más relajada.
Una actividad pensada para todos
En primer lugar, el descenso no está reservado únicamente a deportistas. Familias, grupos de amigos, parejas e incluso personas que no tienen experiencia previa en remo se lanzan a esta aventura. Los guías ofrecen explicaciones claras antes de iniciar la ruta, ayudando a quienes se suben a la canoa por primera vez a ganar confianza rápidamente.
Además, las embarcaciones son estables y cómodas, facilitando que personas de diferentes edades se animen a probar. Incluso los animales de compañía tienen su espacio en esta actividad. Jaire Canoas habilita chalecos salvavidas para perros, algo que ha generado gran interés entre quienes no quieren dejar a su mascota al margen de la experiencia.
Así, muchos visitantes se animan a realizar el descenso acompañado por su mejor amigo de cuatro patas.
El encanto del recorrido
A lo largo del descenso, el paisaje se convierte en un espectáculo continuo. Las orillas de Sella están adornadas con bosques, montañas a lo lejos y rincones donde el agua fluye más tranquila. Sin embargo, también aparecen zonas con pequeños rápidos que añaden un toque de emoción sin llegar a ser peligrosos.
En diferentes puntos del trayecto es posible detenerse para descansar, preparar un pequeño picnic o incluso darse un baño. Estas pausas hacen que el recorrido sea dinámico y que cada grupo lo viva a su ritmo. Mientras unos aprovechan para sacar fotografías, otros prefieren tumbarse sobre la hierba y sentir la calma de la naturaleza.
Instalaciones y comodidad
Antes de comenzar, los visitantes encuentran en la base de Jaire Canoas unas instalaciones preparadas para atender sus necesidades. Vestuarios, duchas y espacios para cambiarse garantizan comodidad desde el inicio. También hay un servicio de transporte que recoge a los participantes al final del descenso y los traslada de nuevo hasta el punto de salida, lo que evita complicaciones logísticas.
Otro detalle que da tranquilidad es que todo el material está incluido: canoa, remos, chalecos salvavidas y, en caso de ser necesario, bidones estancos para proteger los objetos personales. De esta forma, quienes acuden solo deben preocuparse de llevar ropa adecuada, protector solar y ganas de disfrutar.
Un evento que atrae a miles de personas
Si bien el descenso turístico es una actividad que puede hacerse durante gran parte del año, el Sella alcanza su máximo esplendor con el Descenso Internacional. Este evento deportivo reúne a palistas profesionales de todo el mundo y convierte las orillas del río en una auténtica fiesta popular. La cita es un espectáculo en el que se mezcla competición, tradición asturiana y ambiente festivo.
Durante esos días, quienes se animan a bajar el río con Jaire Canoas disfrutan de un ambiente diferente, con la energía de cientos de embarcaciones y la música de las charangas acompañando el recorrido. Es, sin duda, una ocasión única para quienes buscan unir deporte y cultura local en una sola experiencia.
Consejos prácticos para aprovechar la experiencia
A la hora de planificar la jornada, conviene tener en cuenta algunos aspectos. Lo más recomendable es llevar ropa ligera que se pueda mojar y un calzado que sujete bien el pie, como escarpines o zapatillas deportivas. También es útil llevar una muda seca para cambiarse al finalizar el trayecto.
En cuanto al momento del año, el verano es la estación más concurrida, lo que garantiza un ambiente animado. Sin embargo, la primavera y el inicio del otoño resultan perfectos para quienes buscan menos aglomeraciones y un paisaje igual de espectacular. En cualquier caso, conviene reservar con antelación, debido a que la demanda suele superar las plazas disponibles en los meses más cálidos.