La fatiga mental es el cerebro que se cansa de la misma manera que tu cuerpo. Por lo tanto, un exceso de actividad cognitiva durante un periodo prolongado de tiempo puede hacer que el cerebro se sobrecargue. Esto puede hacer que te sientas mentalmente agotado, lo que a veces se denomina «agotamiento». Además de ralentizar la productividad y la capacidad general de atención y concentración, también puede provocar problemas de salud más graves.
¿Qué causa la fatiga mental?
Cualquier cosa que requiera mucha energía mental puede provocar cansancio mental a corto plazo. El cerebro está preparado para lidiar con el estrés a corto plazo, pero no reacciona bien ante el estrés persistente y a largo plazo.
Cuando se está estresado, el cerebro activa las hormonas de respuesta al estrés para las situaciones de presión que requieren un pensamiento rápido. Sin embargo, si las hormonas de respuesta al estrés de su cuerpo se activan de forma persistente durante un período de tiempo más largo, su cerebro se esfuerza por hacer frente, dejándole con una sensación de fatiga mental.
¿Cuáles son los riesgos?
Aunque a menudo se asocia al estrés laboral, la fatiga mental puede afectar a cualquiera y puede producirse si se experimenta un estrés prolongado en cualquier ámbito de la vida. Puede estar en riesgo, por ejemplo, si:
• Toma decisiones constantemente
• Trabaja habitualmente hasta tarde
• Trabaja en un entorno exigente y de alta presión
• Experimenta un estrés financiero continuo.
• Se compromete en exceso con más tareas de las que tiene tiempo de terminar
• Compaginar el trabajo, la familia, la escuela y los amigos
• Afrontar circunstancias que cambian la vida, como el divorcio o la muerte de un ser querido.
Signos y síntomas de la fatiga mental
Los signos y síntomas varían de una persona a otra y suelen aparecer gradualmente. Y lo que es más importante, si no se controla a lo largo del tiempo, la fatiga mental puede provocar síntomas similares a los de la ansiedad o la depresión, como el bajo estado de ánimo y el desánimo.
Así mismo, las personas que padecen fatiga mental suelen sentirse también agotadas físicamente, lo que puede provocar problemas de salud física como insomnio, problemas digestivos y un sistema inmunitario debilitado.
Diagnostico y tratamiento
Dado que la fatiga mental presenta una amplia gama de síntomas, el diagnóstico puede ser complejo en algunos casos. Tu médico puede examinar su historial médico, realizar un examen físico y hacer algunos análisis de sangre, orina y radiografías para eliminar posibles causas médicas subyacentes. Afortunadamente, la fatiga mental es tratable y hay varias cosas prácticas que puede hacer para ayudar a aliviar sus síntomas y lidiar con el estrés.
Cambios en el estilo de vida para aliviar la fatiga mental:
• Intenta ordenar tu casa y tu espacio de trabajo: el desorden físico puede convertirse en desorden mental.
• Organízate mejor y adopte una rutina: empiece con tareas sencillas como lavar los platos después de cenar cada noche y hacer la cama cada mañana al levantarse.
• Aprende a decir «no», a asumir menos tareas, a delegar y a pedir ayuda.
• Encuentre un equilibrio entre hacer las cosas de manera eficiente y hacerlas perfectamente: el perfeccionismo puede llevar a la parálisis de las decisiones o a no ser capaz de tomarlas en absoluto.
• Duerma de 7 a 9 horas por noche: su cerebro no puede recuperar la energía sin dormir regularmente.
• Antes de irse a la cama, haga una lista de tareas para el día siguiente en casa y en el trabajo, pero que sea factible y sencilla.
• Haz pausas regulares a lo largo del día, pasea, vete de vacaciones, aunque sea un par de días una o dos veces al año.
• Aprende a relajarse practicando la meditación o la atención plena: 20 minutos al día pueden cambiar la forma en que su cuerpo responde al estrés y disminuir el riesgo de otros problemas de salud.
• Lleve una dieta equilibrada con una ingesta diaria de fruta, verduras, cereales integrales y proteínas magras como el pescado blanco, el yogur natural, las alubias y las lentejas, la carne magra de vacuno y de cerdo, las carnes blancas y las aves de corral como el pollo y el pavo, y los huevos.
• Realizar ejercicios: incluso un paseo rápido a la hora del almuerzo es suficiente. Considera la posibilidad de tomar un suplemento natural