Quizás antes era distinto, pero ahora, los eventos corporativos son experiencias que transmiten valores, fortalecen equipos y proyectan la imagen de una empresa. Uno de los aspectos que más relevancia ha ganado es la sostenibilidad: ya no basta con organizar un encuentro atractivo, ahora se espera que tenga un impacto positivo en el medioambiente y en la sociedad.
Desde la elección de materiales reciclables hasta la reducción de la huella de carbono, cada detalle cuenta; y es que estos eventos cuidan el planeta y refuerzan la reputación de las marcas que los promueven.
¿Por qué apostar por eventos sostenibles?
La sostenibilidad ha pasado de ser una tendencia a convertirse en una exigencia. Los asistentes, proveedores e incluso los propios empleados valoran cada vez más el compromiso medioambiental de las empresas. Organizar un evento sostenible demuestra coherencia con los valores de responsabilidad social y, al mismo tiempo, disminuye costes gracias a la optimización de recursos.
Además, ese enfoque hace que las empresas se diferencien de la competencia, creando experiencias memorables que entretengan y que inspiren. Un evento verde genera conversaciones positivas y un recuerdo duradero, tanto dentro como fuera de la organización.
Primer paso: planificación consciente
Todo evento exitoso empieza con una buena planificación, y en el caso de los sostenibles, el enfoque debe estar puesto en minimizar el impacto ambiental desde el inicio. Aquí es donde cobra relevancia contar con expertos en producción de eventos para empresas, ya que diseñan experiencias que equilibran creatividad, logística y responsabilidad ambiental.
Esto abarca escoger proveedores que compartan el mismo compromiso, apostar por espacios con certificaciones de eficiencia energética y definir objetivos claros en cuanto a la reducción de residuos y emisiones.
También se puede planificar un sistema de transporte compartido para los asistentes, usar plataformas digitales en lugar de material impreso o seleccionar ubicaciones que reduzcan la necesidad de largos desplazamientos. Aunque son pequeños detalles logísticos, son cambios que, en conjunto, generan un gran impacto positivo.
Materiales y recursos eco-friendly
Uno de los puntos críticos en la organización de eventos son los materiales. Decoraciones de un solo uso, montañas de folletos o vasos de plástico son prácticas que ya no tienen cabida en un evento responsable. Ahora existen múltiples alternativas sostenibles: desde stands modulares reutilizables hasta acreditaciones digitales que reemplazan al papel.
También se pueden usar elementos decorativos naturales, como plantas que luego se donen o se reutilicen, y apostar por catering con productos de proximidad y menús basados en ingredientes de temporada. Así, no nada más se reduce la huella ecológica, sino que se potencia la economía local.
Experiencias con propósito
La sostenibilidad no se limita al aspecto ambiental, se extiende al social. Incluir dinámicas que fomenten la conciencia ambiental o colaboraciones con ONG locales puede dar un valor añadido al evento. Por ejemplo, talleres de reciclaje creativo, actividades de voluntariado corporativo o experiencias gastronómicas con productos de comercio justo.
Este tipo de propuestas crea un impacto positivo en la comunidad y ayuda a los asistentes a sentirse parte de algo más grande que un simple encuentro empresarial. Al final, el objetivo es que los participantes vivan la sostenibilidad, no únicamente la escuchen en un discurso.
Tecnología como aliada
Las apps para gestionar acreditaciones, enviar agendas personalizadas o medir la participación eliminan el uso de papel y optimizan la experiencia. Igualmente, las soluciones de streaming e híbridas simplifican la asistencia remota, disminuyendo la necesidad de viajes y, por tanto, la huella de carbono.
Gracias a esas herramientas, las empresas brindan experiencias más fluidas, miden el impacto en tiempo real y aseguran que el mensaje sostenible se mantenga coherente en todos los aspectos del evento.








