Mucha gente piensa que la única manera de pagar menos por su casa es cambiando de entidad. Pero lo cierto es que hacer una mejora de hipoteca con el mismo banco puede ser una alternativa más sencilla y, en muchos casos, más rentable. No siempre hace falta meterse en un proceso de subrogación o firmar una nueva hipoteca desde cero. A veces, solo hay que negociar con el banco que ya tienes.
No es solo cuestión de tipo de interés
El error más común es pensar que mejorar la hipoteca significa simplemente conseguir un interés más bajo. Pero hay muchos otros factores que afectan lo que terminas pagando: las comisiones, los productos asociados, el plazo restante o incluso la posibilidad de amortizar sin penalización. Una mejora puede incluir cualquiera de estos aspectos y adaptarse a lo que necesites en ese momento.
En ocasiones, basta con renegociar el diferencial, eliminar seguros obligatorios o alargar el plazo para bajar la cuota. Otras veces, el banco puede estar dispuesto a modificar las condiciones si detecta que tienes ofertas de la competencia. Eso sí, es importante saber cuándo negociar y cómo plantearlo.
Mejorar sin tener que volver a pasar por notaría
Una de las grandes ventajas de una mejora interna es que, en muchos casos, no requiere escritura pública. Es decir, se puede hacer mediante una simple novación, con menos papeleo, menos tiempo y sin tener que pagar a notarios ni registradores. Esto reduce los costes iniciales de forma notable.
Además, al no cambiar de banco, no hay necesidad de abrir nuevas cuentas, cambiar domiciliaciones o adaptarse a nuevos sistemas. Esto facilita el proceso, especialmente si no te apetece embarcarte en trámites largos y farragosos.
La hipoteca del 100% y su relación con las mejoras
Algunas personas que consiguieron una hipoteca del 100% en su momento ahora se enfrentan a cuotas muy altas o condiciones poco competitivas. Este tipo de hipotecas, que financiaban todo el valor de la vivienda, solían ir acompañadas de intereses más elevados o de exigencias estrictas por parte del banco.
Si ya has pagado una parte del préstamo y el valor de mercado de tu casa ha subido, puedes estar en una buena posición para negociar. El banco tiene menos riesgo ahora que cuando te concedió el 100%, así que puedes proponer una mejora en las condiciones. A veces, esto incluye incluso quitar garantías adicionales como avalistas.
Estar informado antes de sentarse a hablar
Antes de plantear cualquier mejora, conviene estudiar bien tus condiciones actuales y compararlas con lo que ofrecen otras entidades. Esto no significa que tengas que cambiar de banco, pero sí te da fuerza negociadora. Si sabes que hay opciones mejores en el mercado, tu entidad puede estar dispuesta a igualarlas para retenerte.
También es útil conocer los plazos legales y las comisiones por modificación. Algunos bancos aplican penalizaciones por cambiar ciertas condiciones, pero estas suelen ser menores que las de una cancelación o subrogación completa.
Una decisión que puede aliviar tu economía mes a mes
Mejorar la hipoteca no siempre supone un ahorro inmediato gigantesco, pero sí puede significar una cuota más baja, menos estrés a fin de mes y más flexibilidad para otros proyectos. A veces, se trata más de adaptar la hipoteca a tu situación actual que de pelear por un 0,2% menos de interés.
Lo importante es saber que existen alternativas y que no es necesario resignarse a lo que firmaste hace años. Las condiciones de una hipoteca no están grabadas en piedra. Y, con el enfoque adecuado, es posible ajustarlas sin grandes complicaciones.