Es habitual que tras un accidente de tráfico la empresa aseguradora no satisfaga con la indemnización la expectativa de la persona afectada, esto ocurre porque, por regla general, la revisión médica la realizan doctores que dependen directamente del seguro, por esa razón es posible rechazar una indemnización y exigir a través de un abogado privado la cantidad que, verdaderamente, satisfaga el daño causado
Contar con un buen seguro de los vehículos que se posean es una buena opción porque así se garantizará en caso de accidente que queden cubiertos los daños causados. Sin embargo, no en pocas ocasiones ocurre que el indemnizado no siente satisfechas sus expectativas respecto a esas adversidades. Esto ocurre porque las empresas de seguros contratan a clínicas o mutuas que, en gran medida, dependen de ellas y es la razón principal por la que en las revisiones que se ejecutan, a través de ellas, se tiende a favorecer los intereses de la compañía en vez de los del usuario.
Sin embargo, ante este hecho existen posibilidades y herramientas legales en favor de aquellos indemnizados no satisfechos, ante este hecho, lo mejor es contar con una adecuada asesoría jurídica. Y es aquí dónde suele surgir la pregunta ¿por qué es mejor un abogado privado? La respuesta es sencilla, pues porque la víctima de un accidente no debe conformarse con la indemnización prevista por la aseguradora. Aunque antes será preciso determinar los pormenores del caso y, si se dan las circunstancias legales viables, es necesario tener arrojo y reclamar el derecho que pretende ser mermado. En este sentido, un abogado privado mirará solo por los intereses de su cliente, máxime cuando la aseguradora de manera flagrante está obrando mal y con la única intención de ahorrarse dinero a costa de una víctima con padecimientos físicos o dolencias causadas por un accidente que estaba cubierto.
El perjudicado, previamente, deberá indicar su situación
Por regla general, en un accidente suelen primar los nervios, la indecisión, incluso el caos y el bloqueo, es normal; además, dependerá de la gravedad del mismo. Ante esa situación, a veces, las partes, tanto la causante como la perjudicada, no saben cómo reaccionar. Si los daños son solo materiales suele acabar con un parte amistoso y ya, pero la cosa se complica cuando hay perjuicios físicos y en la salud.
Es por ello, que por parte de la compañía del causante se realiza una oferta motivada que se concreta en una respuesta a la parte perjudicada haciendo una propuesta de indemnización. Así pues, a través de esa notificación, la compañía aseguradora del causante acepta los hechos y, por tanto, se hace responsable de sufragar la indemnización derivada de los daños causados, sean estos materiales, personales o viceversa.
No obstante, por parte del perjudicado hay que realizar un paso previo a la recepción de la oferta motivada y que, además, es vital para la consecución de los objetivos que se consideran justos y adecuados para paliar el daño causado. En este caso, se trata del escrito de reclamación que es preciso remitir a la parte contraria por parte del usuario afectado por el accidente. Desde luego, este documento es vital, ya que será la base con la que contará la compañía de seguro del causante para ofertar la indemnización que se traslada en la oferta motivada. Llegados aquí, se evidencia la importancia que tiene el contar con un abogado experto en asuntos de seguros con objeto de obtener los resultados marcados y contar con esa asesoría solvente a la hora de redactar y presentar documentos, trámites, cartas o atestados.
Lo que debe contener el escrito previo a la oferta motivada
Todo usuario ha de saber, como se ha expuesto anteriormente, que la oferta motivada que reciba estará basada en el escrito de reclamación que previamente se ha presentado. Por todo ello, cobra mucha importancia que ese documento posea una base documental sólida con la pretensión de que la compañía de seguros responsable no motive su oferta basándose, solamente, en su información.
Por último, es preciso señalar que las víctimas de un accidente tienen reconocido el derecho para que los represente un letrado, este conducirá el proceso con vistas a que la aseguradora, propia, asuma sus honorarios; todas estas razones llevan a pensar a que no se debe renunciar nunca a los derechos que se tienen como clientes de un seguro y, por supuesto, conseguir la mejor indemnización de la parte contraria ante un hecho tan gravoso y traumático como lo es una accidente.