Si no sabes lo que es padecer de mala salud, todo lo que se indica a continuación puede ser potencialmente un asesino de la pasión, pero hay muchas maneras de evitar que arruinen su vida sexual.
Mala salud durante el embarazo
Es perfectamente normal que su vida sexual pase a un segundo plano cuando está embarazada debido a los cambios hormonales y a la forma del cuerpo. Si tienes un embarazo totalmente normal y sin complicaciones (consulta a tu médico de cabecera o a tu matrona), puedes seguir manteniendo relaciones sexuales. Algunas mujeres se sienten muy atractivas durante el embarazo, pero otras experimentan un descenso de la libido.
Aumento de peso
El sobrepeso no es beneficioso para la salud en general, pero si te da vergüenza exponer tus bultos y protuberancias a tu pareja, párate a pensar de nuevo.
Muchos hombres prefieren a las mujeres con curvas y se sienten naturalmente atraídos por las mujeres con figura de reloj de arena porque inconscientemente piensan que serán mejores para tener hijos y tendrán una mayor esperanza de vida.
Hoy en día la obesidad suele estar asociada a la mala salud, debido a los problemas que esto trae a tu vida cotidiana. Aunque en muchos aspectos, la obesidad no se ve relacionada con una mala practica sexual, en ciertos casos suele ser un factor importante para el desarrollo del mismo.
Dolor de cabeza
Un estudio reciente realizado reveló que el 61% de las mujeres experimentan algún tipo de alivio del dolor de cabeza después de mantener relaciones sexuales. Esto se debe a la liberación de oxitocina y endorfinas que te hacen sentir bien y te ayudan a relajarte.
Asma
Las dificultades respiratorias que pueda experimentar como consecuencia del asma pueden tener un efecto adverso en su vida sexual, especialmente si son inducidas por el ejercicio. Tomar un par de bocanadas de su inhalador 15 minutos antes del sexo puede ayudar.
Artritis
El hecho de que sufras de artritis no significa que tengas que dejar de disfrutar de una buena vida sexual. La forma más importante de aliviar el dolor es probar diferentes posiciones para encontrar la más cómoda y menos dolorosa para ti.
Tomar un analgésico 30 minutos antes puede ayudar. Los masajes sensuales y los baños o duchas calientes pueden ayudar a relajar las articulaciones y los músculos, además de excitarte.
Estrés
Todos nos sentimos estresados durante nuestra ajetreada vida, pero tenemos que aprender a manejar nuestro estrés de forma más eficaz. El estrés puede provocar un descenso de los niveles de testosterona, lo que afecta al deseo sexual. Una dieta sana y equilibrada y el ejercicio regular pueden ayudar a levantar el ánimo.
El estrés es síntoma clave de que nuestra mala salud ha llegado a niveles altos, lo que perjudica el desarrollo mental y la ejecución de nuestro trabajo y por lo tanto, llevar a una mala situación marital.
Menopausia
Aunque el deseo sexual no disminuya durante la menopausia, la reducción de los niveles de estrógeno puede provocar sequedad vaginal, por lo que el uso de un lubricante de calidad te ayudará. Las mujeres posmenopáusicas tardan más en estar cómodamente lubricadas, por lo que los juegos preliminares son importantes.
El adelgazamiento de las paredes vaginales puede afectar a la sensación de las relaciones sexuales, pero el sexo y la masturbación regulares pueden ayudar, así como los ejercicios del suelo pélvico. El uso de un juguete sexual o de bolas de kegel puede ayudar a tonificar la vagina y mejorar la experiencia sexual.
Insomnio
Practicar sexo o disfrutar de un orgasmo antes de retirarse por la noche puede ayudarte a dormir con una sonrisa en la cara, pero si la falta de sueño es algo habitual, puede que te sientas demasiado cansada para contemplar siquiera el sexo.
Resuelve este problema utilizando la cama sólo para tener sexo o para dormir. Evite quedarse despierto por la noche levantándose y saliendo de la habitación para ocupar su vigilia con otra actividad. Con el tiempo, irás entrenando a tu cerebro para que asocie la cama únicamente con la diversión y la relajación.